Vistas primera y segunda temporada de
Black Sails (starz).
La descubrí de pura casualidad, prácticamente de rebote y por recomendación de un amigo que me habló sobre ella hace ya cierto tiempo. Por fin me puse a verla y, ¡la virgen, qué pedazo de serie! ¿De qué va? Pues de piratas, pero de piratas reales, humanos y con pies en la tierra. Nada de comicidades, heroismos ridículos o garrulerías varias.
Piratas de carne y hueso que se cagan por las patas abajo cuando ven en la distancia un barco de guerra (Man o' war, en su terminología) o que se amotinan cuando su capitán actúa como un capullo. Piratas cuya máxima aspiración pasa por emborracharse, irse de putas o dormir la mona a pierna suelta pero que, al mismo tiempo, se comportan con bravura en pleno asalto a un barco con preciado botín. Piratas con oscuro pasado, de secretas aspiraciones y diversas personalidades aunque sin ser nunca lo que parecen. Gente normal, gente noble e hijos de puta. Camaradas compartiendo un barco y hermanos en el combate, fieles a la cadena de mando aunque no soporten a su capitán.
Pero también de otros personajes extremadamente interesantes y eminentemente femeninos que demuestran fortaleza y entereza a la hora de tomar complicadas decisiones. Y esto incluye a otros incomprendidos, con pesadas cargas de conciencia que les estallan cuando menos se lo esperan. Todo eso sin olvidar aquellos que aprenden a base de hostias y que, una vez pasado el mal trago, se convierten en personas por las que pasan traiciones, conspiraciones e información extremadamente valiosa que no dudan en vender al mejor postor.
En definitiva, una serie de personajes bien construidos, alejados de estereotipos y con personalidad propia. Y si a todo lo anterior le sumamos algunos de los mejores combates navales que he visto en mucho tiempo, entonces pocas excusas nos quedan para ignorarla.